Martín Vásquez Villanueva
El calor no cede. Llevamos ya más de dos meses con temperaturas ambientales por encima de los 35º C en la ciudad de Oaxaca y nada más en lo que va de mayo hemos tenido siete días con temperaturas de 38º C a la sombra y una sensación térmica de hasta 45º C por exposición excesiva al sol. Además de la dificultad para llevar a cabo muchas de nuestras tareas cotidianas, el calor extremo puede ser peligroso por los efectos que tiene sobre la salud.
Según datos de la Secretaría de Salud, a la fecha se han acumulado en el país alrededor de 700 casos de personas con complicaciones por golpe de calor, deshidratación o quemadura, con cerca de 30 defunciones. En Oaxaca hemos tenido al menos dos fallecimientos por golpe de calor y decenas de personas han debido ser tratadas por los diversos síntomas que provoca.
El golpe de calor es una condición grave y potencialmente fatal, marcada principalmente por la hipertermia, es decir una elevación de la temperatura corporal por encima de los 40.5º C. No es fiebre, que responde a un mecanismo fisiológico del cuerpo ante las infecciones, sino es simplemente que la acumulación de calor rebasa a los mecanismos que tiene el organismo para disiparlo, principalmente la sudoración y la evaporación a través del aire que se exhala. Como no es fiebre, esta hipertermia no responde a los medicamentos antipiréticos convencionales, como la aspirina o el paracetamol, que incluso aquí están contraindicados.
Los primeros síntomas del golpe de calor tienen que ver con alteraciones funcionales del cerebro, un órgano altamente sensible a la hipertermia. Comienza con cambios conductuales que pueden incluir sensación de fatiga, confusión, delirio, agitación y agresividad, además de mareo, dificultad para hablar, náusea y vómito. En una fase más avanzada se puede ver un estado de conciencia cada vez más deteriorado, pudiendo llegar a presentarse convulsiones e incontinencia de los esfínteres y, entre 24 y 48 horas después de comenzado el episodio, a los síntomas neurológicos se suma la falla de múltiples órganos: el hígado, los riñones, el corazón, los pulmones y los intestinos. Un cuadro que evidentemente puede llegar a ser muy grave si no se toman las medidas terapéuticas a tiempo.
El golpe de calor afecta principalmente a tres grupos vulnerables, aunque ninguna persona está exenta de sufrirlo. En primer lugar a las personas de la tercera edad, cuyos mecanismos de disipación de calor ya no funcionan tan eficientemente y que tal vez no tienen las mejores condiciones de vida, sufren de abandono y aislamiento o carecen ya de la lucidez para buscar ayuda en el momento oportuno. En segundo lugar los niños, sobre todo los bebés, que todavía no tienen totalmente desarrollados sus mecanismos de control de la temperatura y que son particularmente frágiles en condiciones extremas. Un tercer grupo vulnerable son las personas que tienen comorbilidades, como la diabetes, que afecta entre muchas otras cosas el mecanismo de la sudoración y hace más probable que la persona se deshidrate.
Al mediodía las calles son un horno, con un sol de veras despiadado. Es cierto que la vida de la ciudad no puede detenerse, pero lo que sí podemos hacer es prevenir el golpe de calor. No exponerse innecesariamente o por tiempo demasiado prolongado a los rayos solares, tomar muchos líquidos, procurar refugiarse en lugares bien ventilados o con aire acondicionado y limitar el ejercicio físico a las horas en que hace menos calor, la mañana temprano o al caer la tarde. Hay que saber cómo comienza el golpe de calor y, ante el menor síntoma —la fatiga, el mareo—, tomar las medidas necesarias para bajar la temperatura del cuerpo, incluyendo un baño con agua fría, y en su caso acudir a los servicios de salud. El calor es extremo en estos días, pero está claro que si se atiende oportunamente nadie tiene por qué morir de un golpe de calor. ¡Cuidar, Curar, Sanar Oaxaca!